El día a día

 

El día a día

A menudo suele decirse que el orden es el placer de la razón, pero el desorden la delicia de la imaginación.

¿Por qué nos rodeamos de ciertos objetos? ¿Por qué causan placer visual? ¿Porqué nos recuerdan a algo o alguien? Algo tan simple como observar y analizar los objetos previamente ordenados bajo diversas reglas personales u universales puede generar emociones y sentimientos como la felicidad o la melancolía. Pues hay quienes consideran la acción de ordenar un arte u ritual ya que consideran a los objetos poseedores de “alma”. Hay diversos métodos de orden que buscan entregar el equilibrio y la armonía necesaria para un buen vivir, como los métodos asiáticos de la famosa Marie Kondo o el mítico feng shui. Sin embrago hay diversos estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Minessota, en el cual los escenarios laborales donde habita el desorden en sus objetos o decoración inducen la creatividad en casi el 70% de sus trabajadores. Es como si el desorden nos invitara a la novedad, a romper con lo establecido, a hallar nuevos estímulos, retos, desafíos. ¿Significa entonces que el enfoque que nos proponen desde Asia es erróneo, que ese orden, que intenta vendernos Marie Kondo, lo que genera al fin y al cabo en nosotros es quizá sumisión, rectitud y un pensamiento poco flexible?





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